Este fin de semana, para ser precisos el domingo, se suscitó uno de los acontecimientos más esperados del año: la celebración de un cumpleaños. La festejada era mi sobrina Daniela, con su cara de mono araña simpático, pero con el carácter de un mandril que protege a su manada.
Pero bueno, más que hablar de este cumpleaños en particular, debo decir que el suceso "fiesta de niños" es un concepto que tiene mucha tela de dónde cortar. Resulta que en estas celebraciones, se reúne toda la familia. La mayoría de los integrantes de mi generación ya tiene suficiente edad como para permanecer sentado en una mesa conversando de diversos temas, generalmente chismes de la familia o los conocidos de la cuadra, o en su defecto presumir de los éxitos laborales.
Pero para no hacerles el cuento largo y que se salten unos 2 ó 3 párrafos, comenzaré a relatar el por qué del éxtasis de mis primos al asistir a esta parranda infantil.
Estas fiestas nos permiten regresar a esos momentos en nuestro pasado y en mi caso, a disfrutar lo que jamás tuve en mis cumpleaños. Ahora todos somos más letrados y por lo tanto y afortunadamente, hay más dinero para darle a nuestra descendencia lo que se merece (un show de barney con chaparreras, un pastel enorme, juegos que nadie usa y comida en exceso).
Lo mejor de todo son los juegos infantiles tipo "Mc Donalds". A pesar de que dice "apto para niños menores de 10 años", somos los primeros en estar encima de los dichosos juegos. Parecemos monos en exhibición, lo único malo es que no nos avientan comida, los niños sólo nos empujan. Pero dadas las dimensiones corporales, simplemente les damos un buen empujón o gesticulamos de una forma grosera y huyen pavorosos.
Ayer precisamente, fue el día en que más nos divertimos, jamás habíamos disfrutado de unos juegos tan completos. Así que aprovechamos y nos aventamos sin parar por una tirolesa digna de cualquier parque ecoturístico.
Por otra parte, recordé mis años mozos, en los que aún podía jugar fútbol sin terminar destrozado al otro día. Estábamos jugando "gol para" mi cuñado, mi sobrino Christian y yop. Así, Chris era el portero mientras mi cuñado y yo diseñábamos un juego vertical lleno de magia futbolera al estilo "FIFA Street". Con todo y nuestra cada vez más escasa juventud, hubo remates de tijera, chilenas y hasta remates de paloma.
Tanta era nuestra diversión, que algunos de los comensales se agregaron a la reta. Gracias a Chris ganamos el partido y todos fuimos felices, con todo y una torcedura de tercer grado en el tobillo derecho.
Así terminó la fiesta, después de mucha diversión, harto cansancio y mucha esperanza en el siguiente cumpleaños de niños.
Y como postdata, quiero contarles un poco acerca de cómo fue la primera celebración de cumpleaños de la siguiente generación familiar. Esto fue hace como 9 años, en el 2o aniversario de mi sobrina Hanna. En ese momento, el hipnotizante show de Barney estaba en su apogeo y por lo tanto, no podía faltar en esta celebración tan trascendente.
Además, mi tía consiguió unas botargas de Rugrats, específicamente de Carlitos y Angélica. Mi primo se puso la botarga de Carlitos y ahí comenzó la diversión. Resulta que este agradable Barney con chaparreras no era divertido, así que comenzamos a jalarle la cola, mi primo con su botarga comenzó a hacer lo mismo hasta que le puso el pie y Barney comenzó a perseguirlo por toda la fiesta.
2 botargas corriendo a toda velocidad buscando venganza hasta que por fin Barney se avienta desesperadamente y taclea con fuerza a Carlitos. Después de conseguir su pago, Barney y Carlitos se dieron la mano en señal de perdón.
Así han sido los cumpleaños desde hace 10 años...toda una tradición familiar.
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1 comentario:
No hay nada más divertido que patear botargas, especialmente las del Dr. Simi.
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