miércoles, 3 de diciembre de 2008

Del Día de la marmota, la historia sin fin y analízame.

Tenía planeado escribir algo mucho más directo como suelo ser, pero justo en el momento en el que empecé a escribir, mi directora de cuenta para SAM'S compartió de su sapiencia respecto a lo que me disponía a relatar.

Ahora, todo comenzó con Groundhog Day, una película americana estelarizada por Bill Murray y Andy Mc Dowell. La traducción literal es "el día de la marmota" que particularmente se ha transformado en una celebración nacional cada 2 de febrero. Casualmente el mismo día que la celebración de la Candelaria en México, cuando todos nos embutimos tal cantidad de tamal que no podemos ingerir más en unos 2 meses.

Bueno, para no hacer el cuento largo, la trama de esta película plantea la llegada de unos hombres a un pueblo, cuyo complicado nombre no recuerdo, después de hacer unas tomas de marmotas. Después de terminado el día, el protagonista despierta pensando en el siguiente día pero se encuentra con que el mismo día de la marmota se repite y así sucesivamente. El hombre al ver que no puede cambiar el destino, se suicida muchas veces hasta que por el amor de una mujer logra romper el hechizo y despertar el 3 de febrero.

Toda esta sinópsis fílmica va al hecho de que llevo unos 6 meses disfrutando del día de la marmota. No importa qué tan diferente haga las cosas, todo sigue igual. No importa si cambio mi actitud, si me esfuerzo más, si llego tarde, si llego temprano, si impulso y defiendo a mi equipo, si lucho de un lado o del otro......todo sigue un ciclo que se repite una y otra vez. Hasta he cometido suicidio laboral, sin embargo.....el día de la marmota permanece.

Eso me lleva a la segunda sinópsis fílmica que no será tan extensa porque ha sido una de las películas más emblemáticas de nuestra niñez: La historia sin fin.

No hablaré de Falco ni de Atreyu, simplemente de lo que significa el título de la misma. Cada vez va desapareciendo más esa tierra de sueños, con imponente arquitectura de plata...todo porque la gente ha dejado de creer. Porque los "mayores" han logrado extirpar esas ilusión con realismo, con trabas, con desvelos y jodas innecesarias. Me encantaría que, con el simple hecho de creer pudiese regresar esta luz que tenía este lugar cuando lo descubrí.

Y por último terminaré diciendo que - NO NECESITO TERAPIA -. Sin embargo, hace unos días tuve una cansadísima terapia de grupo por algo que sucedió hace demasiado tiempo, tanto que la sensación de expresar lo que sentíamos no era la misma...se perdieron detalles en el camino.

Como final, sólo quiero decir que vivo en el día de la marmota una historia sin fin.

De las tertulias, las coversaciones y las verdades

Hace muy poco tuve una velada muy particular. Viernes totalmente agotador, después de un desvelón de jueves, trabajo arduo, insatisfacción incesante y tantos accionadores concómicos que no tenía ganas de hacer nada.

Sin embargo, mi padre, a quien no había visto en cerca de un mes, me pidió encarecidamente llegara a festejar un cumpleaños...no el suyo, sino el cumpleaños del suegro de mi hermana, es decir, su consuegro (al menos ese creo que es el término de linaje).

El festejado cumplió 52 años, 2 menos que mi padre. Empezaron como siempre las discurrencias divergentes respecto al enfoque de libertad que teníamos hoy los jóvenes y los que solían tener ellos en sus años mozos.

Después de horas de conversaciones, opiniones e imposiciones, se llegó a un acuerdo:

- Mi hermana (nuera del festejado) ese una imperativa
- Mi cuñado (esposo de mi hermana) es un gran hombre....mientras no se duerma
- Mi papá por fin se sintió querido por mí cuando le contamos sobre aquel post de "hace 21 años"
- Rosa es enaltecida por mi padre por ser la estabilidad de su hijo (o sea yo)

Al final, entre brindis, abrazos, fotos inintelegibles y palabras fuertes y amorosas, terminamos convencidos que sin importar la brecha generacional, lo que permanece es el fuerte lazo que se forja con las personas.